lunes, 19 de mayo de 2008

"LOS LOBITOS"

Existen varios casos de chicos quemados a causa de un debut prematuro. A veces los entrenadores, generalmente de clubes en situaciones desesperantes, meten mano en las inferiores y suben a pibes que prometen pero que aún están crudos para la competencia de alto rendimiento. Lo que hizo Gimnasia y Esgrima La Plata en 1998 es el ejemplo más claro, aunque en un contexto inesperado. Por cantidad y por calidad, nuestro homenaje. Con ustedes, Los Lobitos:

Todo empezó en julio de 1998, cuando los dirigentes triperos que estaban en La Plata (los capos estaban en Francia, de vacaciones) se dieron cuenta de que debían disputar la primera fase de la Copa Conmebol con una pequeña dificultad: no tenían jugadores. Los profesionales del Lobo, encabezados por Timoteo Griguol, estaban de gira por Norteamérica, tratando de juntar algo de dinero mientras se preparaban para el Torneo Apertura.

La solución más inmediata hubiese sido no presentarse. Pero ese desplantle le hubiera representado a Gimnasia una inhabilitación de varios años para participar de cualquier campeonato organizado por la Confederación Sudamericana.

Ante la proximidad del partido de ida ante el Jorge Wilstermann de Bolivia, los platenses armaron un equipo con juveniles de las categorías 78, 79 y 80, más la experiencia de Marcelo Kobistyj (estaba colgado) y Leonardo Mansilla, un defensor de la clase 77 que sobresalía por ser el único profesional de los pibes.

Así fue como los chicos dirigidos por Mario Griguol viajaron a Cochabamba, con la premisa de hacer un papel digno, dentro de las posibilidades, ante el puntero de la liga boliviana. El mismo DT, un rato antes de emprender viaje, había estado a las corridas para conseguir la autorización de los padres de los futbolistas, que por supuesto, eran menores de edad.

Partido de ida: Jorge Wilstermann 0 - Gimnasia 0.

El 15 de julio de ese año Los Lobitos, apodados cariñosamente por los medios, sorprendieron a muchos con un valioso empate 0 a 0, en condición de visitante. Esa noche Gimnasia formó con Juan Romero, Claudio Páez, Marcelo Kobistyj, Miguel Angel Córdoba, Pablo Schleig, Sebastián Acosta, Leonardo Mansilla, Federico Martínez, Diego Deering, Enrique Velázquez y Sebastián Barclay. También ingresaron Héctor Méndez y Sergio Urquiza, mientras que Jorge Reguera, Roberto Verza y Federico Molinari quedaron en el banco de los suplentes.

Como era de imaginarse, los adolescentes festejaron la igualdad como un triunfo, a pesar de que todavía faltaba la otra mitad del gran objetivo: jugar el partido de vuelta y clasificarse. A su regreso, los juveniles fueron recibidos con mucha emoción por sus familiares y simpatizantes triperos que consideraban (y con razón) una hazaña lo que habían logrado a 2400 metros de altura.

En la semana previa a la revancha pasó de todo. Desde la prensa se criticó justificadamente a la dirigencia del club platense, como se lo había hecho antes del primer encuentro. Nadie olvidaba que la categoría de "héroes" los pibes la habían ganado gracias a una irresponsabilidad de los popes del Lobo, que habían ignorado su participación en esa Copa, dejando todo en manos de Dios.

Tampoco era clara la situación de Marcelo Kobistyj, la figura de la cancha en Bolivia, que luego de haber estado más de un año en el club sin firmar contrato, se cansó de las deudas y pidió una renegociación o la libertad de acción 5 días antes del desquite. Hubo acusaciones cruzadas entre el ex Independiente y el presidente Delmar. ¿Resultado? El defensor quedó libre y se perdió el segundo capítulo.

Partido de vuelta: Gimnasia 1 (2) - Jorge Wilstermann 1 (4)

La expectativa generada para el match del miércoles 21 de julio en La Plata era aún mayor. Mario Griguol trató de sacarle presión a su equipo, a sabiendas de que la clasificación, después de lo demostrado en Cochabamba, era una gran posibilidad pero no una obligación.

Esa noche Sergio Urquiza jugó como titular, reemplazando a Kobistyj. Los demás fueron los mismos de la proeza en la altura.

Los visitantes, bajo las órdenes de Dalcio Giovagnoli, se pusieron en ventaja a los 17 minutos del segundo tiempo, por intermedio de José Loayza, y jugaron con la deseperación de los locales, que intentaron marcar el empate hasta último momento y lo lograron con una arremetida de Mansilla cuando ya se consumían los minutos adicionados por el árbitro brasileño Claudio Cerdeira.

En la definición desde el punto del penal, los bolivianos fueron categóricos. Convirtieron los 4 que patearon, mientras que los Mens sana malograron 2 (Barclay y Páez). De esa triste manera terminó la historia de Los Lobitos. Una leyenda más dentro de los fracasos colectivos de Gimnasia. Aunque en este caso, vale aclarar, los futbolistas no tuvieron demasiada responsabilidad.

Individualmente ya hemos recordado a algunos integrantes de aquel plantel y seguramente, en poco tiempo, terminaremos por evocar a los restantes. Algo es innegable: ni uno zafó de aparecer en este sitio. Y es por eso que este homenaje se hacía necesario, indispensable.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

noooooooooooo, no sabia q esto habia pasado!!!! gracias por el recuerdo
y gracias gimnasia por fracasar en todo lo q haces en todo tristeros!!!
con 9 inolvidable

Anónimo dijo...

me acuerdo de los lobitos, lamentable lo de gimnasia, retirate del futbol q le haces mal, desastrozo

Anónimo dijo...

los griguol, dirigiendo a el equipo de la hinchada mas cagona!! ejejje

Anónimo dijo...

pincharrata de mierda anda a hacer un blog a otra parte puto
aguante los triperos carajo